Cualquier artista preocupado por la longevidad de sus obras dará una gran importancia a la resistencia a la luz de sus colores. La luz tiene un tremendo impacto sobre las obras de arte, en dos sentidos: en positivo, por su efecto sobre los colores; en negativo, por su efecto sobre la durabilidad, a no ser que se utilicen colores con alta solidez a la luz.
Todo el mundo ha visto alguna vez los efectos negativos de la luz sobre los colores, sobretodo en ropa o en material impreso. Son productos que no están diseñados para durar largo tiempo, por lo que la intensidad de sus colores se degrada significativamente en un corto periodo de tiempo. El sol directo es el principal culpable de la pérdida de intensidad de los colores. La luz, además, también degrada los materiales; la madera y el plástico se tornan quebradizos y el papel amarillea.
Las obras de arte, por su lado, sí se suponen longevas, con colores cuyo brillo y luminosidad se mantienen durante años, o incluso décadas.
En Schmincke siempre hemos puesto mucho énfasis en la calidad, y esto incluye la resistencia a la luz, de nuestros colores.
La solidez a la luz depende especialmente, aunque no únicamente, del tipo de pigmento utilizado. La durabilidad de un determinado tono no es una propiedad accidental.
Existen muchas maneras de producir un pigmento y muchos distintos componentes que pueden ser utilizados en la fabricación de un color (fórmula). La combinación de todas estas opciones determina en gran manera el resultado final del proceso de producción. La habilidad para desarrollar la fórmula adecuada que pueda satisfacer todas las necesidades del artista es la pieza clave en la producción de colores para artistas. Es, en esencia, el secreto tras el cual se logran la máxima calidad y la máxima solidez a la luz.
En Schmincke damos suma importancia a la optimización específica de las fórmulas, para maximizar la solidez a la luz, manteniendo nuestros habituales niveles de calidad. Esto requiere del uso de procedimientos de testeos objetivos.
Uno de estos procedimientos, el «test de la solidez a la luz», lo elaboramos sobre los colores ya terminados, no sobre los componentes individuales de la fórmula.
Esto es muy importante por el simple hecho de que incluso los colores elaborados con pigmentos de extrema solidez a la luz pueden cambiar de tono si se elaboran con aglutinantes o aditivos erróneos.
Así pues, no sólo chequeamos cómo evoluciona el pigmento (desteñido del color) sino que también analizamos todos los cambios que suceden en el color una vez fabricado (oscurecimiento, cambios en el brillo…
Por ejemplo: Por sí mismo, el Blanco Titanio es un pigmento extremadamente sólido a la luz, sin embargo, al mezclarlo con Aceite de Linaza, para fabricar un color al óleo, puede oscurecerse. Esto le confiere una peor solidez a la luz, y esta es una de las razones por las que Schmincke no utiliza el Aceite de Linaza para fabricar blancos o colores muy claros.
Schmincke diseña sus test de modo que reflejen el entorno en el que los colores van a ser utilizados.
Así, cada tipo de pintura se aplica en el soporte más habitual para su técnica (para HORADAM, por ejemplo, esto consiste en aplicar veladuras sobre papel de acuarela).
Una vez aplicado, el color se chequea utilizando un patrón especial conocido como «Blue wool scale» (escala de la lana azul) -Figura 1- que consiste en teñir ocho tiras de lana, cada una de ellas con un tinte diferente con distintas propiedades de solidez a la luz, expuestas a la luz de una lámpara de Xenón (muy similar a la luz del sol) en un aparato especial para medir la resistencia a la luz. Cubriendo una parte de la tira, para usarla como referencia posteriormente y exponiendo a la luz la otra.
Este test, ya un estándar, se ejecuta hasta que la muestra más resistente a la luz- nivel 8- empieza a variar ligeramente de color. Las muestras pintadas se comparan entonces con las tiras de lana, y se establece una clasificación. Los colores se clasifican buscando el nivel de la «Blue wool scale» en el que el cambio de tono es más similar al producido en el color pintado.
Todos estos procedimientos los realizamos no sólo cuando cambiamos el pigmento sino cada vez que retocamos la fórmula, con el fin de chequear que todos nuestros colores conserven nuestros exigentes estándares de solidez a la luz.
Nuestros largos años de experiencia nos han demostrado que el hecho de clasificar y documentar la resistencia a la luz de nuestros colores, tanto en los folletos como en las etiquetas de los tubos o de los frascos, proporciona a los usuarios una información entendedora, específica y muy práctica acerca de la solidez a la luz de toda la gama.
Nuestro criterio de clasificación de resistencia a la luz usa el acreditado sistema de estrellas (*/ **/ ***/ ***/ *****) basado en la clasificación de la «Blue wool scale».
La resistencia a la luz del sol también se testea sometiendo a los materiales a las condiciones físicas reales de luz natural: en el tejado de nuestra fábrica tenemos instalado un bastidor en el que colocamos las muestras pintadas, en un ángulo de 45º y orientadas hacia el sur. A diferencia del «rápido» test de la lámpara de Xenón, este test puede durar de dos a dos años y medio, dependiendo de la cantidad total de radiación solar.
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