Catalina Rodríguez Villazón es una artista plástica especialista en acuarela. Nacida en Villaviciosa, Asturias, ha pasado más de media vida en Galicia y actualmente reside en Lugo, donde tiene su taller y base de operaciones. Aunque su camino profesional comenzó en el mundo de la ciencia, con una Licenciatura en Farmacia y otra en Ingeniería Ambiental, su verdadera vocación artística la llevó a dar un giro radical en su vida.
Después de una década trabajando como experta en calidad del aire, en 2012 retoma su pasión por el arte y en 2015 se traslada a Madrid para cursar el Máster de Profesiones Artísticas del Círculo de Bellas Artes, becada por la propia escuela. Desde entonces, se dedica en exclusiva a la pintura.
Catalina combina su trabajo personal con colaboraciones con marcas internacionales y la docencia artística. Ha impartido talleres en Japón, Estados Unidos, Italia, Croacia, Portugal y Cuba, además de participar en retiros de yoga y fotografía como artista en residencia. Entre sus clientes figuran nombres como L’Oréal, Cartier, La Roche Posay, On Atlas, Uriage y Porcelanosa. Es, además, embajadora de las marcas Etchr Lab, Sennelier, y de los pinceles Isabey y Raphael.
En su obra destaca la fusión de fuerza y delicadeza, con un estilo suelto, sin contornos, y un uso muy expresivo del color. Busca una acuarela honesta, sin artificios, inspirada en lo cotidiano y en sus propias vivencias.
Con una trayectoria rica en evolución y aprendizaje, Catalina nos invita a conocer un poco más sobre su historia, su relación con el arte y su visión del mundo.
Hola, Catalina. Cuéntanos sobre tus inicios en el mundo del arte. ¿Cómo descubriste tu pasión por la acuarela?
Desde pequeña, siempre tuve una especie de atracción con el arte. Recuerdo ir a pintar al óleo con un pintor increíble de Villaviciosa, y era entrar en un mundo precioso. Sonaban Los Panchos, olía a pipa, y todo aquello me encantaba. En el colegio, la clase de plástica era una ilusión.
Descubrí la acuarela en una época un poco triste y vi que me sentaba muy bien. Pero no fue hasta un taller con Idoia Lasagabaster y Társila Jiménez en Santiago que sentí el verdadero flechazo. Me fui casi llorando a casa, porque antes no sabía nada de papeles ni materiales adecuados para esta técnica. La manera en que el agua y los pigmentos interactúan me cautivó de inmediato. Sentí que podía expresar mis emociones de una forma única y fluida. Y ahí empezó la obsesión… y el amor.
¿Cómo ha evolucionado tu trayectoria desde tus primeros trabajos hasta el momento actual? ¿Hubo algún momento clave que marcó un cambio significativo en tu carrera?
Mi trayectoria ha sido un viaje de aprendizaje continuo. Uno de los momentos más significativos fue asistir a un taller con el artista americano Mark Tennant. Fue un impulso definitivo para dejar mi antiguo trabajo. También recuerdo con cariño mi primera exposición, que me animó a seguir adelante y a invertir más tiempo y esfuerzo en mi técnica.
Desde entonces, he participado en varias exposiciones y he colaborado en proyectos que me hacían especial ilusión. Han supuesto retos, pero también han validado mi trabajo.
¿Qué artistas o movimientos te han inspirado especialmente?
Al principio, me influyeron mucho artistas como Hockney, Louise Bourgeois, Turner o John Singer Sargent. Pero tengo gustos muy variados. Me encantan también artistas como Jenny Saville o Jean Jullien. Además, me inspira mucho la naturaleza; cada viaje se convierte en una oportunidad para explorar nuevas paletas y técnicas.
La acuarela tiene fama de ser una técnica complicada e intensa. ¿Qué es lo que más te gusta de ella?
Lo que más amo de la acuarela es su imprevisibilidad. Cada vez que me siento a pintar, es muy emocionante ver cómo se desarrollan los colores y las formas. Es un poco como la vida: puedes tener unos planes, pero luego pasan otras cosas y te tienes que adaptar. La resistencia solo provoca sufrimiento.
Esta conexión me permite experimentar y sentir que cada obra es una aventura única.
Ya que estamos hablando de conexiones, ¿hay alguna obra o serie que te haya marcado especialmente?
Quizás la última serie personal, llamada “Te acompaño” o “I walk you”, me ha traído muchas alegrías. Se va a exponer en varios formatos este abril en una exposición conjunta de ilustración. Los comentarios de clientes que me cuentan sus historias al adquirir las piezas de la colección son muy conmovedores.
Es una serie homenaje a la cercanía, a los cuidados, al compartir un camino con alguien… una oda al «acompañamiento», tan necesario. Resume muy bien la esencia de lo que es mi acuarela.
Sabemos que has colaborado con diversas marcas y artistas. ¿Qué es lo que más te gusta de esta parte de tu trabajo?
Colaborar con otros artistas siempre es emocionante, pero trabajar en proyectos específicos con marcas donde te dan total libertad porque confían en tu visión es especialmente gratificante.
Eres embajadora de marcas como Etchr y Sennelier. ¿Qué significa para ti representar sus productos?
Ambas oportunidades llegaron sin buscarlas. Con Sennelier trabajaba ya antes. Fue Isabel Gil, una artista asturiana con tienda en Gijón, quien habló de mí al representante de zona. Le debo mucho a Isa: también me dio la oportunidad de exponer en su galería al principio.
La relación con Sennelier ha sido un viaje muy bonito. Poco a poco he probado y conocido sus productos, y estoy muy contenta de colaborar con ellos.
La oportunidad con Etchr, una marca más pequeña y australiana, vino gracias a Artemiranda. La relación que tienen con los embajadores es muy profesional y cercana. Me encantan sus cuadernos, sinceramente.
Lo bonito es que me dejan ser yo misma: compartir lo que me inspira sin necesidad de convertirme en una vendedora. Promociono lo que me interesa, desde la libertad.
Y ya por último, ¿Qué le aconsejarías a alguien que quiere empezar en el mundo de la acuarela?
Que no hay fórmulas. Que no tengan miedo. Como me dijo un buen amigo: hay sitio para todos. Cada camino es único. Yo empecé muy tarde y me siento aún superaprendiz.
Dedicarse a la pintura es un reto. En mi caso, se alinearon muchos factores y me ha funcionado. Nadie sabe qué depara el futuro, pero tuve muy claro que vida solo hay una, y en esta me siento más plena y feliz. Hay algo que no se puede explicar, que tiene mucho que ver con la confianza.
¡Muchas gracias Catalina! Es un placer charlar contigo.
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