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LEFRANC BOURGEOIS. Tradición artesanal francesa en las Bellas Artes.

La historia de Lefranc Bourgeois se basa en valores transmitidos de generación en generación y se apoya en varios pilares fundamentales: la atención a los artistas, la pasión por el color y la voluntad permanente de superar los límites científicos e industriales de la producción para universalizar la pintura y permitir a todo pintor apasionado practicar su arte.

PIONEROS EN LA INDUSTRIA DE LAS BELLAS ARTES

La historia de los Lefranc Bourgeois comenzó cerca de las orillas del río Sena en 1720, cuando Charles Laclef, boticario y antepasado de la familia Lefranc, conoció al pintor Jean Siméon Chardin. En las estanterías de Laclef los pigmentos se mezclaban con las especias, y la pasión del pintor fue alimentando la suya propia para crear colores con altos estándares de calidad.

En 1753, el hasta ahora químico apasionado, Charles Laclef se convierte en el proveedor oficial de las pinturas del castillo de Versalles. Su experiencia de 35 años de trabajo le permiten formular colores puros, estables, y seguros que rápidamente adquieren fama mundial tanto para los pintores más cotizados como para el público aficionado.

El año 1775 marca un giro en la historia de la familia cuando Jean-Baptiste Laclef (el hijo de Charles Laclef) crea la tienda “À la clef d’argent” que materializa el nacimiento de una empresa familiar. 50 años más tarde, Jules y Alphonse Lefranc, (descendientes de Charles Laclef) cogen las riendas del negocio y renombran la empresa “Lefranc Frères”.

Dirigida por Alexandre Lefranc, en 1859 la empresa marca otra vez un cambio después de años de investigación sobre el envasado de pintura al crear el tapón de rosca. Esto permitió a los pintores salir por fin de sus estudios. Al permitir el nacimiento del impresionismo, la familia Lefranc libera a los artistas y entra en la historia de la historia del arte.

Tras convertirse en proveedores de pintura para los barcos amarrados en el puerto, la familia Lefranc decidió actualizar su logotipo. El ancla fue una elección natural para formar parte de él.

El bastón del dios griego Hermes, el caduceo, constituye la otra mitad del logotipo, que simboliza la paz, el comercio y la elocuencia, un legado que la marca mantiene hoy con orgullo.

Fuente: Guide Labreuche © Pascal Labreuche 2009

Mientras que la familia Lefranc no para de desarrollar colores icónicos de pintura al óleo con una composición y pureza inigualables, Joseph Bourgeois Aîné funda en 1867 la empresa “Bourgeois” después de haber descubierto una nueva forma de extraer la granza, que permitirá el nacimiento de la laca. En París, en la calle de la “Croix Petit Champs” su fábrica de Montreuil se convierte en la primera productora de pinturas “no peligrosas” y acompaña el renacimiento que el modernismo dará al arte.

El año 1885 permite a Lefranc abrirse al mundo gracias a la industrialización. Colores únicos, como el amarillo de Nápoles y nuevos médiums desarrollados por la casa se venden a partir de este momento en sucursales en Bélgica y en Alemania. La empresa cambia su nombre a Lefranc & Cie.

Durante el siglo XX, dos casas tienen la voluntad de ampliar los límites de las posibilidades de la pintura. Mientras Bourgeois desarrolla el icónico “Acrílico Flashe”, primer color vinílico (“gouache moderno”) de la industria de las bellas artes y pone de nuevo al día los médiums Flamencos y Venecianos popularizados por los pintores italianos, Lefranc desarrolla barnices y pinturas transparentes. Su visión común del progreso anuncia su futura fusión.

Competidores hasta 1965, Lefranc y Bourgeois ven entre ellos complementariedad que les permitiría crecer juntos. Las dos empresas se fusionan para crear Lefranc Bourgeois y se instalan en la ciudad de Le Mans, que todavía alberga la fábrica y la sede principal de la casa.

Hace cerca de 300 años, Lefranc Bourgeois liberaba los pintores con el desarrollo del tubo que les permitiera tomar el aire y trabajar fuera. Cerca de 3 siglos más tarde, Lefranc Bourgeois les permite liberar sus emociones a través de colores que convierten la materia en emoción.

Actualmente, su fábrica en Le Mans se especializa en hacer acrílico, gouache y pintura al óleo. Se fabrican entre 8000 y 14 000 litros por semana, dependiendo de la demanda, lo mismo para el acrílico.

El equipo de Innovación y Desarrollo trabaja a pequeña escala con los pigmentos y aglutinantes exactos para perfeccionar las pinturas antes de que se produzcan a gran escala en la planta de producción. Hay dos pasos principales para hacer pintura al óleo: mezclar y moler, y durante estos dos procesos la pintura debe someterse a rigurosas pruebas de control de calidad. El primero es para la viscosidad y el segundo para la finura de la molienda. El equipo de producción equilibra cuidadosamente el pigmento y el aglutinante para garantizar que cada lote de pintura sea perfecto.

 

Lefranc Bourgeois es sinónimo de calidad y confianza.

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